Joe Biden ha resucitado una campaña que parecía agotada y ensombrecida por la luz de otros candidatos a la nominación demócrata. Sin embargo, luego de sus victorias en Carolina del Sur y desde el denominado “Super Martes” el mensaje ha sido: “Estamos vivos y de regreso”.
Muchos factores influyeron para que la campaña de Joe Biden cayera en una especie de letargo. Entre ellos, haber iniciado la campaña muy temprano hace que la carrera sea larga y en ciertos puntos luzca agotada. O por ejemplo, competir contra candidatos con argumentos disruptivos que se diferencian del “Establishment” como Sanders, Buttigieg, o Bloomberg.
Estrategia política: No desesperarse
La paciencia en política es una virtud que se debe cultivar. Tanto Biden como sus estrategas han tenido la experiencia en estas lides para manejar los tiempos de la campaña. Mantenerse en la carrera con el ritmo de un maratonista, que no se desespera en la mitad del trayecto, y de pronto remata en los kilómetros finales.
Luego, se necesita un hecho heroico que le de un envión a la campaña. Despertar ese voto duro que tiene Biden en el centro del partido Demócrata. Y emocionar a los indecisos que apuestan a la economía del voto anotándose a ganador. Esto lo logró con la victoria en Carolina del Sur donde quemó las naves y apostó el futuro de su nominación.
Biden sabía que el candidato a vencer en su partido era Bernie Sanders. También entendía que la atomización de la elección lo perjudicaba a él que intentaba aglutinar las bases del centro. Por eso, otro elemento fundamental de la estrategia era alinear a los contrincantes que lo percibían como el contendor más factible para derrotar a Trump. Como resultado, logró dos apoyos claves para su futuro electoral: Pete Buttigieg y Mike Bloomberg.
Estrategia de Marketing: El mensaje enfocado en Trump
Biden apuesta a posicionarse como el único candidato capaz de vencer a Trump. Este mensaje conecta con los demócratas que perciben a Bernie Sanders muy a la izquierda en un mano a mano con el republicano.
Por otra parte, aunque Biden no cuenta con el apoyo explícito en estas primarias de Barack Obama, el hecho de haber sido su mano derecha, permite anclarse al voto duro del primer presidente afroamericano de Estados Unidos. En ese sentido, pica votos en la clase trabajadora de bajos ingresos que es el fuerte de Bernie Sanders.
Utilizando la analogía aeronáutica la campaña de Joe Biden, embarcado en un viaje llamado carrera presidencial, ha aprovechado un viento de cola provocado por una tormenta perfecta que sus estrategia diseñó. Ahora, tiene la estampa de ganador versus Bernie Sanders, que esperaba mejores resultados desde el Super Martes. No obstante, la «futurología» no tiene cabida en estos escenarios. Y aún, todo luce ajustado.