Bernie Sanders apuesta a los “Nonvoters” para obtener la nominación a la presidencia de Estados Unidos por el partido Demócrata. Éstos, definidos como las personas que son nuevos electores, o bien, aquellos que no acostumbran a ejercer su derecho al sufragio por múltiples razones.
Es por ello que buena parte de la comunicación política del senador de Vermont está destinada a persuadir a los nuevos votantes que pertenecen a las generaciones “Y” y “Z”. Jóvenes no blancos de bajos ingresos que pueden conquistar y movilizar a toda una familia. Por cierto, un segmento que le aseguró la victoria al ex presidente Barack Obama en su primera elección.
Para conectar con los “Millennials” y con los “Centennials” el mensaje incorpora temas como: el compromiso para combatir el cambio climático, la defensa de los derechos humanos, la lucha contra el racismo, la protección de la comunidad LGBT, la ocupación de tropas norteamericanas en otros países; por nombrar algunos.
Los mensajes también van dirigidos a la clase trabajadora que empatiza con la narrativa de lucha entre estratos económicos, asfixia por pago de deudas estudiantiles, sufrimiento por impagos hipotecarios, costos elevados del sistema de salud, entre otras quejas sociales.
Esta receta comunicacional es poderosa pero arriesgada. Movilizar a los “Nonvoters” implica tiempo y dinero. El primer punto, por ser el segundo intento del senador Sanders después de su derrota contra Hillary Clinton en las primarias demócratas del año 2016, podría estar a su favor. Sin embargo, en el segundo punto, el candidato hace constante referencia de su austeridad en la campaña en comparación a los demás candidatos.
Una vez configurado el mensaje e identificado al elector objetivo, la labor que tiene el comando de campaña de Bernie Sanders a través de sus activistas (grassroot level) es:
- Convencer al que no vota a votar por Sanders
- Registrar a ese ciudadano para que pueda votar
- Movilizarlo a votar
Además de esta labor titánica, Sanders debe luchar contra su propia etiqueta de socialista y simpatías por la Unión Soviética y Fidel Castro en Cuba. Especialmente en estados con alta influencia latina como la Florida, que a su vez tienen historial de definir elecciones ajustadas.
Incluso, de ganar la nominación Demócrata para competir contra Donald Trump en las elecciones generales, ha mostrado dificultades para unificar el centro de su partido. Por esta razón, las encuestas lo ubican como el candidato que facilitaría la reelección del Presidente republicano.
No obstante, Bernie Sanders se ha mostrado fiel a su estrategia. Y su congruencia en apuntar a los “Nonvoters” lo ha posicionado entre las primeras opciones, con probabilidades de obtener la nominación demócrata.